Son varios los motivos por los que
últimamente el recuerdo de esos años de dedicación y entrenamiento se hacen
cada vez más presentes. Pero sin lugar a dudas ver a mi hermano en televisión
realizando aquello con lo que tanto he disfrutado ha despertado en mí una
disparidad de sentimientos entre los que destacan la nostalgia y el orgullo. Un
bombardeo de sensaciones e imágenes que vuelan a través de los años y provocan
que se acelere mi pulso. Y me descubro feliz, feliz por recobrar esos
sentimientos que todo deportista ha sentido en tantas ocasiones.
Pero no es de lo que quiero hablar
hoy, sino acerca de todos aquellos valores que nos brinda el deporte, a mí
particularmente el taekwondo, y que sin duda han sido una realidad conformadora
de lo que viene siendo la persona en la que me convierto día a día.
Os confieso que recuerdo
perfectamente esos momentos en los que saludábamos a la bandera, perfectamente
ordenados y proclamábamos voz en grito lo que para nosotros eran los axiomas
irrefutables de nuestro gimnasio, el grandísimo Gimnasio Kang, y deporte.
Nosotros somos Taekwondistas y cumplimos estas “normas”:
1º Ante todo ser responsable.
2º Con paciencia se consigue todo.
3º Primero la obligación después la devoción.
4º Tener amor y ser leal a mi país.
5º Tener obediencia a mis padres.
6º Estudiar mucho.
7º Respetar a los mayores.
8º Terminar siempre lo que se empieza.
9º Ser fiel con los amigos.
10º Teniendo salud puedo hacer lo que me proponga:
·
Seguir un camino correcto.
·
Ser valiente y fuerte.
·
Deshacerme de las cosas malas.
·
Ayudar al débil.
·
Tener respeto a mi maestro ya que lo será para
siempre.
Son toda una declaración de intenciones y una muestra de
todos aquellos valores que el deporte transmite a sus practicantes. Esos años
de entrenamiento moldearon mi forma de ser hasta tal punto que llegado el
momento supe que yo debía dedicarme al deporte, no sólo por gusto sino por gratitud, para poder devolver a alguien
todo aquello que el deporte me proporciono.
Porque el deporte nos enseña que cada minuto de
entrenamiento cuenta, que hay que mirar hacia delante pues los triunfos de ayer
hoy ya no sirven, que fallar es parte de nuestra vida pero lo importante es
reponernos y seguir trabajando en busca de tu objetivo. Que cómo nos dice Xesco
Espar: "el éxito se atrae por la persona en la que te conviertes día a día".
Porque el deporte no sólo conlleva una transformación física, sino que es un
todo con tu mente y tu corazón.
Ayer me sorprendió la incredulidad del jurado ante las
muestras de respeto que como alumnos hemos
de profesar a nuestro maestro. Pero no me cabe duda que esa situación es
fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos. No estamos atravesando sólo una
crisis económica, sino que también atravesamos por una crisis de valores, para
mí, aún más preocupante. La desesperación, victimismo, conformismo, apatía,
etc. son tan comunes hoy en día que los hemos aceptado cómo válidos olvidando
que lo principal es creer en uno mismo, tener claro tu objetivo y ser el mejor
tú que puedas llegar a ser.
Casualmente los niveles de obesidad infantiles aumentan
exponencial y alarmantemente, así cómo descienden las actividades deportivas en
chicos adolescentes. Y a la vez, nos quejamos de que en los institutos y
escuelas los chicos son más díscolos y arrogantes, que ya no respetan a los
demás. Obviar que ambas situaciones están entrelazadas es un error, así cómo
obviar el deporte en su papel educativo.
Pep Guardiola, en una entrevista con Trueba para una
campaña de anuncios del Banco Sabadell, comentaba: “La herramienta más
educativa que he tenido ha sido a través del deporte. Ahí he aprendido a
aceptar la derrota, aprender que otro es mejor, a levantarme después de no
haber hecho bien las cosas, esforzarme para hacerlo mejor, de que mi compañero
es mejor que yo, de que el que manda diga hoy no juegas, hoy has sido
maleducado, por tanto, no vas a participar. Todo esto me lo ha dado el deporte,
ha sido mi educación”.
Por eso estaré siempre agradecido al deporte, por eso quise
dirigir mi camino hacia él, pues desde pequeño ha sido mi educación, ha modelado la persona
en la que estoy orgulloso de haberme convertido y parafraseando a Del Bosque me
veo en la necesidad de protegerlo, de cuidarlo y mimarlo, para poder ejercer mi
profesión trasladando la mejor ética y conducta.
El deporte ha sido mi maestro y he de respetarlo, ya que lo
será para siempre
¡Qué la fuerza os acompañe!
Pablo E. Roig Fernández
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