martes, 8 de mayo de 2012

EL APRENDIZAJE DIALÓGICO





Llevaba tiempo planteándome escribir un post, y a ser posible, darle cabida en un blog. Un lugar dónde poder expresar todas esas inquietudes que me pasan por la cabeza, todas esas dudas que surgen de seguir leyendo, aprendiendo, pero que nunca he tenido la suficiente inspiración, o valentía, para atreverme.

Quizás ha sido el cúmulo de recientes acontecimientos, esa salida de la zona de confort, el tiempo libre, pero seguro que ha estado relacionada por esa melodía que suena en Spotify (recomendación del gran Francis Ataide) y por esa intensa pero agradable conversación con mi compañero Rubén Pardo, lo que me ha animado a iniciarme en estos medios.

Y quiero iniciarlo así, porque llevo muchos años formándome, invirtiendo mucho dinero en ello, leyendo de muchas fuentes diferentes, y lo voy a seguir haciendo, pero creo que el aprendizaje no viene sólo de la adquisición de conocimientos, ni siquiera de la praxis, ni tampoco de experimentar un trabajo determinado. Todas éstas conforman tu modo de actuar y confeccionan tu labor profesional, está claro, pero hay otra fuente de conocimiento enorme, muy potente, la cuál, viene de esas conversaciones apasionadas que mantenemos entre compañeros, dónde postulas tus argumentos y rebates los de aquellos que intervienen. ¡Son una experiencia fascinante! Aprendizaje dialógico podría ser su terminología más empleada.

Esta forma de aprendizaje no es nada novedosa, filósofos como Sócrates, a través de su “conversación socrática”, o Platón, con sus “Diálogos”, ya se postulaban a su favor, pero, ¿por qué está tan en desuso actualmente?

En parte, creo que se debe a nuestro modelo de aprendizaje escolar, que limita en mayor medida la reflexión y el auto-descubrimiento, dando una mayor preponderancia a la instrucción directa o lo que es lo mismo, al “yo explico y tú lo aprendes” sin ninguna opción al debate o al pensamiento particular. Conocimientos masticados y tomados por verdades absolutas. Sin embargo, no creo que sean los únicos responsables, pues vivimos en una sociedad dónde la humildad y la autocrítica son virtudes otra hora importantes y ahora en una preocupante caída libre.

En cierta medida es nuestro ego el que nos impulsa a pensar que lo sabemos todo, o nuestra envidia, que nos invita a pensar que nuestro compañero no sabe tanto como nosotros, no sé, simplemente sé que no existen grandes conversadores hoy en día y no es porque yo me considere uno de ellos, es porque ansío encontrarme con ellos.

Según Wells (2001): “la indagación dialógica no sólo enriquece el conocimiento de los individuos sino que también lo transforma; asegurando así, la supervivencia de las diferentes culturas y su capacidad de transformarse según las necesidades de cada momento social”. Esto no viene a decir si no que el compartir conocimientos, el rebatirlos, no sólo nos ayuda a progresar sino que nos transforma, llevándonos a un nivel diferente del que partíamos inicialmente. Y yo me pregunto, ¿no es eso aprendizaje?.

¿Cuántas veces hemos leído un artículo y lo hemos interpretado de una forma diferente a nuestro compañero? Cada información te llena, te empapa en función de tu propio estado, hay veces que no es el momento adecuado de recibir determinadas informaciones pues no estás preparado. Por eso considero que si una persona es capaz de interpretar y darle un significado personal a lo que aprende en función de múltiples factores, ¿qué puede ser mejor que confrontar interpretaciones?.

Y en esas estoy, porque la otra tarde tuve una charla, sólo por eso. Qué deciros de Rubén, los que le conozcáis ya sabéis de lo que hablo, los que no, deciros que es un conversador infatigable, muy afilado en sus preguntas y muy reforzado en sus argumentos, de esa clase de personas que exprime lo mejor de tí, pues eleva la calidad de la conversación y te exige concentración para mantener la compostura (podéis seguirle en http://entrenatusalud.wordpress.com/). No es la única persona con la que he mantenido este tipo de conversaciones pero es justo dedicarle el primer post, pues ha sido el detonante de este cambio.

Tenía pensado incluir parte de la conversación, pero al empezar a escribir, me he dado cuenta que es lo de menos, que realmente quería expresar mi gratitud a todas aquellas personas que me invitan a mejorar, a seguir formándome, sólo por el mero hecho de interpretar de una forma diferente la concepción que yo tengo de las cosas. A los que sientan curiosidad, decirles que les espero para que podamos charlar, que no hay nada mejor que hablar para aclarar las cosas.

Sin más, me despido hasta la próxima entrada, ¡qué la fuerza os acompañe!

Pablo Roig Fernández

Referencias:

Wells, G. (2001). Indagación dialógica: hacia una teoría y una práctica socioculturales de la educación. Barcelona: Paidós

2 comentarios:

  1. Hola Pablo, no nos conocemos pero estoy totalmente de acuerdo contigo. En el mundo actual la educación, da igual que sea en el plano deportivo o académico, se entiende como una instrucción unidireccional en la que el alumno es un mero receptor y el profesor e transmisor. Yo, que me dedico como hobby a enseñar el fútbol, tengo claro que soy un mero conductor, que los jugadores deben explicar sus decisiones después de reflexionarlas, y que debo poner el acento en las situaciones para que se vuelvan retos que deban solucionar. De esta forma nunca mis entrenamientos son iguales, nunca tengo una lección que enseñar, sino que son las propias necesidades de los jugadores las que crean el patrón de juego. En fin, que te doy la enhorabuena por el esfuerzo y me apunto al aprendizaje dialógico. Un saludo.

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  2. Muchas gracias por los ánimos!ayudan a seguir creciendo!Estoy muy de acuerdo con la forma que tienes de entrenar, sigue así! Un saludo

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