domingo, 3 de febrero de 2013

EL ARTE DE ENTRENAR



¡Con todos ustedes, a un lado del cuadrilátero, con un peso de tropecientos títulos, 300 lecturas en la última semana y un artículo publicado en revista de impacto tenemos al Doctor Teórico! ¡Al otro lado, con una experiencia de cientos de combates, con su ya más que tradicional repertorio de ejercicios decisivos y su característica sonrisa de confianza de esto ya lo hice en su momento el gran Mister Práctica!

Últimamente nos empeñamos en confrontar las dos caras de una misma moneda, una dualidad que confiere credibilidad y coherencia a nuestro trabajo. No existe la una sin la otra, no hay un bien y un mal, un blanco o un negro, teoría y práctica deben ir juntas, de la mano, para poder aspirar a ser el mejor entrenador posible.

No podemos caer en el error de pensar que en los libros están todas las soluciones, pero tampoco podemos pensar que no funcionan y prescindir de ellos o caer en el pensamiento de que: “La teoría equivale a todo aquello que es cierto pero no funciona; y la práctica equivale a lo que no es correcto pero da resultado”.  

Debemos ser capaces de interpretar la teoría, valorar cuáles son los conocimientos más adaptados a nuestra realidad y también valorar nuestras experiencias prácticas, y lo más difícil conseguir aplicarlas en nuestros entrenamientos, pues cómo dice el gran Gerard Morás: “El problema está en teorizar mucho una ciencia, que sin duda, tiene mucho de arte”. Arte, que buena palabra.

“El conocimiento no es suficiente, debes aplicarlo” (Bruce Lee).

El punto de partida es el conocimiento, no sólo de tu deporte, sino también de tus jugadores. Es muy común encontrarnos al entrenador que continuamente se refiere a: “esta tarea la he hecho yo en otros equipos y me ha funcionado”, y puede ser perfectamente válida, pero cada grupo, cada individuo es diferente, incluso ese mismo grupo no es el mismo cuando vuelves a repetir una misma tarea otro día de entrenamiento, el exceso de confianza en las prácticas pasadas sin conocimiento alguno puede ser poco eficiente e incluso peligroso (Genial Don Arturo). Dos entrenadores pueden aplicar el mismo ejercicio y obtener resultados completamente diferentes.

Un poco más lejos va el señor Paco Seirul.lo cuando nos habla no de entrenamientos, sino de episodios de entrenamiento, los cuáles son completamente diferentes unos de otros pues se producen en momentos diferentes de la vida de tus jugadores. 

Cada persona en sí es un conjunto de estructuras íntegramente relacionadas, obviarlas tratándolos como máquinas autómatas sólo nos puede conducir al error. Todo ejercicio, o tarea de entrenamiento, repercute en todas a la vez, por lo que una misma tarea puede ir enfocada a varios objetivos. 

“No se trata de lo que enseñas, sino de lo que enfatizas” (John Wooden), la dificultad estriba en saber interpretar cuál es el enfoque necesario en cada momento para conseguir potenciar las competencias de nuestro equipo. Y sólo conociendo a nuestros jugadores somos capaces de conseguirlo, pues todo lo necesario ya está dentro de ellos y citando a Marcelo Bielsa:el arte de entrenar es hacer que florezca la virtud de tus jugadores”. Arte de nuevo, que curioso.

Al iniciar el combate, todo lo que él posee es su entusiasmo y los golpes que aprendió mientras se formaba. A medida que la lucha avanza, descubre que el entusiasmo y el entrenamiento no son suficientes para vencer: se necesita experiencia” (Paulo Coelho)



Partimos de nuestros conocimientos, sí, son los que nos llevan a enfocar nuestros programas de entrenamiento, basándonos en lo que ciertos autores que consideramos de confianza nos dicen que es lo adecuado, pero conforme vamos entrenando nos damos cuenta que hay cosas que se nos escapan, problemas que surgen que no están en los libros y ahí es donde la experiencia y la práctica nos ayudan a progresar. Pues toda tarea es muy bonita planteada en un papel, pero cada entrenador debe ser capaz de interpretarlas al llevarlas a cabo, dándoles un matiz diferente en cada nueva interpretación, permitiendo que cada uno sea capaz de dar un significado y una puesta en práctica diferente en función de sus características.


Es por ello que entrenar considero que se convierte en un Arte, pues no sólo se trata de plasmar la idea, sino de interpretarla correctamente en función de tus jugadores, del momento o del objetivo. No sólo se trata de programarla y redactarla, sino de tener la capacidad de variar la idea durante la puesta en escena, de “improvisar”, si así lo requiere, una nueva variante. No sólo requiere de un planteamiento si no de la inspiración y la conexión con tu equipo u obra. Y todo ello no se puede conseguir prescindiendo de una de las dos caras de la moneda, ciencia y práctica, pues ambas se retroalimentan y ambas son indisociables.





Para terminar me gustaría mencionar estas palabras de Javier Imbroda con las que acostumbra a cerrar clínics, cursos y similares: “en el deporte de alto rendimiento son los jugadores los que marcan la diferencia, sin embargo, en las etapas formativas son los entrenadores los que las marcan”.



Las marcarán aquellos entrenadores cuyo entusiasmo eleva la calidad de su trabajo, cuya capacidad de liderazgo invita a sus jugadores a pertenecer a una gran familia, cuyo comportamiento sea visto como un ejemplo a imitar por sus jugadores, cuya satisfacción sea la de hacer progresar a sus jugadores, en definitiva, aquellos que hagan del entrenamiento un ARTE.

¡Qué la fuerza os acompañe!

Pablo E. Roig Fernández

1 comentarios:

  1. Un articulo muy interesante. Felicidades por el blog

    www.entrenamientoysaludcoruna.blogspot.com.es

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